Querido lector, hace algunas semanas te di mi punto de vista no solicitado sobre la moción de censura que presentó Vox a finales de octubre y que acabó fracasando (quién se lo hubiera imaginado). Hoy, como continuación a mi análisis de la actualidad política de España, me gustaría hablarte de los dos principales aliados políticos de este extraño 2020: Isabel Díaz Ayuso (Presidenta de la CAM) y Pedro Sánchez Castejón (Presidente del Gobierno).
Sí, ya se que te dije que escribiría sobre la guerra que mantienen ambos, pero fue un simple señuelo. Al revés, Sánchez y Díaz Ayuso no es que no sean rivales políticos, es que son aliados y se necesitan hoy más que nunca. ¿Cómo? ¿Un socialdemócrata y una conservadora? ¿PP y PSOE? No, querido lector, yo hablo de los individuos, no de sus colectivos.
Seas de derechas, de izquierdas o de extremos (obviaré el centro porque política y sociológicamente no existe) no puedes negar que tanto Díaz Ayuso como Pedro Sánchez pueden generarte de todo menos indiferencia. Pero, ¿por qué? No es que sean precisamente los políticos más brillantes de nuestro país, tampoco necesitan serlo. Lo único que han hecho es elegir a dos de los mejores estrategas políticos que ha dado España: Miguel Ángel Rodríguez (alias MAR) e Iván Redondo. Es ahí donde radica su éxito.
Por situarnos contextualmente, MAR es un auténtico perro viejo del marketing y la consultoría política desde los tiempos de José María Aznar (con quien, por cierto, fue diputado, portavoz y secretario de estado). Actualmente es el jefe de gabinete de Díaz Ayuso, su mano derecha. De Iván Redondo me has escuchado hablar en numerosas ocasiones. Ha sido asesor político tanto del PP como del PSOE y, si eres aficionado a la serie House of Cards, comprobarás que su estilo y visión de la política está calcada. Aupó a Pedro Sánchez a la Moncloa y, si me permites la opinión, le mantendrá en ella durante más años de los que puedes desear. O no.
Entonces, cuál es el papel que juegan estos dos jefes de gabinete para que Díaz Ayuso y Sánchez se necesiten o sean inevitablemente aliados: su capacidad para generar emociones. Te cuento.
No se si te informas vía Twitter, confidenciales digitales, televisión/radio o eres de prensa escrita como antaño, pero estoy seguro de que en los últimos meses has visto, leido y escuchado innumerables declaraciones de Díaz Ayuso. Cuántas veces habrás pensado «pero qué dice» ,»cómo puede ser presidenta» o, al contrario, «es la única que dice lo que piensa» ,»es la verdadera oposición». Tienes que entender que todos los mensajes que lanza la presidenta de la CAM están perfectamente pensados y estudiados. Si ves unas declaraciones en las que Díaz Ayuso se mete en un lío, es porque MAR quiere que se meta en ese lío. Te pondré algunos ejemplos que seguro que te suenan: las famosas fases de desescalada en junio, el Estado de Alarma a Madrid en octubre, la construcción del Hospital Isabel Zendal, la ley Celaá, la armonización de impuestos… ¿Cómo ha ido Díaz Ayuso reaccionando a cada uno de estos conflictos?
Si piensas que Díaz Ayuso es lo peor que le ha pasado a la política madrileña o, al contrario, que debería ser ella la líder de la oposición en vez de Pablo Casado, es porque quieren que sientas eso. Díaz Ayuso y su equipo siguen una estrategia de política emocional: crea emociones en la opinión pública. Buenas o malas, a favor o en contra, pero emoción, reacción. Seguro que alguna vez has escuchado aquello de que da igual que hablen bien o mal de ti; lo importante es que hablen. Para aterrizarte más la idea: la izquierda madrileña odia a Díaz Ayuso, ¿crees que en el Partido Popular están preocupados? Cuanto más odio genere en la izquierda, más votante de centro-derecha o derecha más tradicional se apoyarán en ella obviando a Vox o a Ciudadanos. Si no me crees, analiza las tendencias y las encuestas.
Lo mismo ocurre con Pedro Sánchez e Iván Redondo, pero con una estrategia un poco diferente. Si MAR busca la “emoción” en el votante, Iván Redondo es más hollywoodiense. En realidad desde Moncloa cuentan con ventaja respecto al resto: en primer lugar, controlan el Estado y, sobre todo, el BOE. En segundo lugar, mientras en la oposición existan tres partidos que buscan votos en el mismo caladero electoral, se garantizarán conservar la Presidencia y el Gobierno. ¿Cuál es su mayor riesgo? Probablemente la economía. Si no son capaces de contener las consecuencias económicas de pandemia, gestionar eficientemente los fondos europeos y crear confianza, este gobierno estará acabado. ¿Cómo vender la recuperación o que España va bien? La estrategia de Iván Redondo no se basa en las emociones, sino en la imagen. Sabe que su jefe no es un buen orador, por lo que lo más conveniente es rodearle de elementos que distraigan al receptor de sus mensajes (el votante). ¿No me sigues?
Igual recuerdas, querido lector, que durante la primera ola Pedro Sánchez convocaba sus ruedas de prensa los fines de semana entre las 14 o 15 de la tarde. ¿Por qué? Porque sabía que ibas a estar mirándole, viéndole. Daba igual lo que dijera, lo importante es que era él el centro de atención (una imagen vale más que mil palabras, ¿no?). Cuando comenzó la desescalada y estábamos todos hartos y con, perdóname la expresión, la mosca detrás de la oreja, ¿qué hizo el Presidente? Una gira por España con un fondo de pantalla lleno de banderas de España y dos eslóganes: nadie se va a quedar atrás y salimos más fuertes.
Y después de todo lo que te he contado, ¿por qué digo que son aliados? Pues porque se necesitan para lograr sus respectivos éxitos electorales. La Comunidad de Madrid de Díaz Ayuso representan lo opuesto a la España de Pedro Sánchez.
Querido lector, después de leer mi opinión sobre la estrategia de una y otro, probablemente no estés de acuerdo o pienses que a ti el marketing político no te afecta. Es probable, porque no te crees lo que dicen o porque luego hacen lo contrario de lo que prometieron. Pero piensa que lo importante para ellos es colocar su mensaje, aunque no sea cierto. Te pongo un último ejemplo: Cuando lees o ves una exclusiva en un medio de comunicación, lo anuncian a bombo y platillo, aunque sea falso. Si luego tienen que rectificar, lo harán con la boca pequeña, no abriendo su telediario. Lo mismo hacen los políticos. Si te dicen que nadie se va a quedar atrás o salimos más fuertes, el mensaje ya está en la calle, no importa que luego no se cumpla.
